¡Hola
maestrillos!
Con la
visita ya comentada de Llum Quiñonero se nos propuso que el pasado día 12 de
marzo cambiáramos los roles en clase, de manera que los chicos fueran
disfrazados de chica y las chicas de chico.
Los estereotipos
de género constituyen un tema de actualidad y ampliamente estudiado por los psicólogos.
Pueden definirse como un conjunto de creencias compartidas socialmente
acerca de las características que poseen hombres y mujeres, que se suelen
aplicar de forma indiscriminada a todos los miembros de uno de estos grupos.
El estereotipo
femenino suele estar compuesto por creencias tales como que las mujeres son
emocionales, débiles, sumisas, dependientes, comprensivas, cariñosas y
sensibles a las necesidades de los demás. No obstante, esto no quiere decir que
en realidad lo sean, tan sólo que tienden a ser percibidas de este modo. Por
otra parte, según el estereotipo masculino, los hombres son duros, atléticos,
dominantes, egoístas, agresivos, competitivos y con tendencia al liderazgo. Sin
embargo, esto tampoco se corresponde necesariamente con la realidad, sino que
se trata de una percepción generalizada.
Algunas
explicaciones sobre el origen de los estereotipos de género destacan su
importante función de justificación y mantenimiento del status quo. Por tanto
los estereotipos sirven para regular la sociedad y asignar a cada miembro de
ella su papel, contribuyendo a mantener el status quo y las relaciones de
poder.
Asimismo,
los estereotipos de género responden a la necesidad de encontrar una
explicación psicológica a los hechos sociales. De este modo, se tiende a
racionalizar las relaciones injustas entre hombres y mujeres aludiendo a
diferencias en determinadas características que conforman el estereotipo,
justificando con ello la existencia de las conductas discriminatorias. Por
ejemplo ante la pregunta “¿Por qué hay tan pocas mujeres directivas?, una
posible respuesta estereotipada sería la siguiente: “porque carecen de las
cualidades que se requieren para desempeñar estos puestos”.
En clase
pudimos ver las grandes diferencias que hay, el rol de mujer da mucho más juego
en cuanto a imagen que el de hombre, esto lo observamos en que a los chicos se
les notaba que estaban disfrazados porque llevaron faldas, vestidos, tacones,
pelucas… estando muy graciosos, sin embargo las chicas se vistieron con camisa
y pantalón por lo que no se notaba tanto la diferencia ya que hoy en día
también nos vestimos de esa manera. Nosotras somos capaces de llevar con la
misma elegancia una falda que un pantalón mientras que ellos son incapaces de
ponerse falda, sólo en casos excepcionales como el cambio de rol en clase. Sienten más pudor y vergüenza al cambiar al rol contrario que una mujer.
Fue una
sesión de clase también diferente y muy divertida, que nos sirve para
reflexionar en cosas que vemos muy normales pero que en verdad no lo son.
Las
diferencias también las podemos ver día a día con los significados de
diferentes palabras como por ejemplo la palabra verdulero, se refiere al hombre
que vende verdura, sin embargo, la palabra en femenino: verdulera se refiere a
una mujer ordinaria, vulgar.
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