domingo, 20 de abril de 2014

ESTEREOTIPOS (María del Carmen Ferrero Santiago)



¡Hola maestrillos!

Con la visita ya comentada de Llum Quiñonero se nos propuso que el pasado día 12 de marzo cambiáramos los roles en clase, de manera que los chicos fueran disfrazados de chica y las chicas de chico. 

Los estereotipos de género constituyen un tema de actualidad y ampliamente estudiado por los psicólogos. Pueden definirse como un conjunto de creencias compartidas socialmente acerca de las características que poseen hombres y mujeres, que se suelen aplicar de forma indiscriminada a todos los miembros de uno de estos grupos.

El estereotipo femenino suele estar compuesto por creencias tales como que las mujeres son emocionales, débiles, sumisas, dependientes, comprensivas, cariñosas y sensibles a las necesidades de los demás. No obstante, esto no quiere decir que en realidad lo sean, tan sólo que tienden a ser percibidas de este modo. Por otra parte, según el estereotipo masculino, los hombres son duros, atléticos, dominantes, egoístas, agresivos, competitivos y con tendencia al liderazgo. Sin embargo, esto tampoco se corresponde necesariamente con la realidad, sino que se trata de una percepción generalizada.

Algunas explicaciones sobre el origen de los estereotipos de género destacan su importante función de justificación y mantenimiento del status quo. Por tanto los estereotipos sirven para regular la sociedad y asignar a cada miembro de ella su papel, contribuyendo a mantener el status quo y las relaciones de poder.

Asimismo, los estereotipos de género responden a la necesidad de encontrar una explicación psicológica a los hechos sociales. De este modo, se tiende a racionalizar las relaciones injustas entre hombres y mujeres aludiendo a diferencias en determinadas características que conforman el estereotipo, justificando con ello la existencia de las conductas discriminatorias. Por ejemplo ante la pregunta “¿Por qué hay tan pocas mujeres directivas?, una posible respuesta estereotipada sería la siguiente: “porque carecen de las cualidades que se requieren para desempeñar estos puestos”.

En clase pudimos ver las grandes diferencias que hay, el rol de mujer da mucho más juego en cuanto a imagen que el de hombre, esto lo observamos en que a los chicos se les notaba que estaban disfrazados porque llevaron faldas, vestidos, tacones, pelucas… estando muy graciosos, sin embargo las chicas se vistieron con camisa y pantalón por lo que no se notaba tanto la diferencia ya que hoy en día también nos vestimos de esa manera. Nosotras somos capaces de llevar con la misma elegancia una falda que un pantalón mientras que ellos son incapaces de ponerse falda, sólo en casos excepcionales como el cambio de rol en clase. Sienten más pudor y vergüenza al cambiar al rol contrario que una mujer.
Fue una sesión de clase también diferente y muy divertida, que nos sirve para reflexionar en cosas que vemos muy normales pero que en verdad no lo son. 

Las diferencias también las podemos ver día a día con los significados de diferentes palabras como por ejemplo la palabra verdulero, se refiere al hombre que vende verdura, sin embargo, la palabra en femenino: verdulera se refiere a una  mujer ordinaria, vulgar. 



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